A veces, hay que desviarse de los caminos más comunes para llegar a los lugares que queremos visitar. En esas ocasiones, el tiempo del viaje sirve para tomar distancia y ver las cosas de otra manera. Llegar hasta el lugar es una forma de prepararse, de dejarse llevar para tener una experiencia auténtica. El gran palacio monasterio que el rey Felipe II construyó está alejado de la capital en El Escorial y para llegar, hay que adentrarse en la sierra de Madrid. Salir de la gran ciudad, hacer este camino de poco menos de una hora y observar cómo cambia el paisaje, cómo se aleja el punto de vista, ayuda a entender por qué el rey decidió retirarse hasta este paraje tan especial.