Monte Agudo, Faro y San Martiño conforman este archipiélago, edén inigualable de playas paradisiacas –la de Rodas, que une las dos primeras islas, fue calificada por The Guardian como la mejor playa del mundo-, aguas cristalinas y observatorio único de fauna y flora.
Visitar este enclave en nuestro propio velero nos permite no solo ir más allá de la mayoría de las embarcaciones, sino aprender sobre la pesca del centollo, la recogida del mejillón o la reparación de las redes en alta mar.
Dos horas de travesía, navegando a vela, para perderse después en los distintos y maravillosos paraísos de las Cíes.
Los bosques de las montañas húmedas y frías del norte -Pirineos y Cordillera Cantábrica- dan cobijo a especies tan emblemáticas como el oso pardo, el lobo ibérico o el quebrantahuesos; mientras que en los bosques mediterráneos todavía, con algo de suerte, podemos descubrir al escaso lince ibérico y al águila imperial ibérica. Podemos incluso asistir, con las primeras lluvias del otoño, al espectáculo de la “berrea” -donde los ciervos machos se enfrentan en combate a sus adversarios para intentar mantener su dominio sobre la manada-. Por último, no podemos olvidarnos de los humedales, lugares en los que se concentran para reproducirse o pasar el invierno gran cantidad de aves.
Por su especial localización geográfica -a tan solo 14 Km. del norte de África- España es puente y punto de encuentro de las aves migratorias que cada año atraviesan la península en sus largos viajes primaverales hacia el norte -camino de sus zonas de cría-, y de regreso hacia el sur al finalizar el verano, para pasar el invierno en África.
A unos kilómetros de aquí, siguiendo la costa hacia el Oeste nos encontramos con otro enclave fascinante: el Espacio Natural de Doñana, declarado Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se trata del humedal y el espacio protegido más importante de España: conformado por un mosaico de ecosistemas, marismas, pinares, matorral mediterráneo, playas y dunas móviles que albergan una gran variedad de especies de animales y plantas, posee las mayores poblaciones de lince ibérico, considerado el mamífero más escaso de Europa.
En THE REAL THING, te proponemos descubrir esta Reserva de la Biosfera (UNESCO) recorriendo sus senderos: desde los bosques de hayas y abetos que cubren las zonas con menor altitud, bosques que con la llegada del otoño se transforman en una acuarela de colores marrones, ocres, verdes y amarillos para continuar ascendiendo, siempre rodeados de verticales murallas rocosas, hasta alcanzar praderas alpinas donde durante el verano podremos avistar marmotas, o los siempre esquivos “sarrios” (rebecos), descansar junto a “ibones” (lagos), que desaguan en barrancos y cascadas, que forman a su vez pozas de un intenso color verde esmeralda. Y si tus ganas y preparación física lo permiten, ascender aún más hasta alcanzar las cumbres, cubiertas de nieve durante la mayor parte del año.
Laderas y valles densamente poblados por bosque y matorrales; zonas altas culminadas por cresterías y cantiles rocosos donde anidan buitres leonados y los alimoches; zonas más llanas en las que se abren extensas dehesas y fincas pobladas por encinas y alcornoques, clara muestra del aprovechamiento ganadero sostenible del monte mediterráneo… Entre su fauna destacan vertebrados como el ciervo, el jabalí, el tejón, la gineta, el gato montés o la nutria, además de contar con distintas especies de anfibios y reptiles.
Monfragüe es junto con el Parque Nacional de Doñana, el espacio natural protegido que posee un mayor atractivo y posibilidades para la observación de aves, con una variedad y densidad de aves rapaces, tanto rupícolas como forestales, sin parangón en todo el continente.