El paisaje, sin duda, acompaña este camino interior transformándose a medida que se avanza: para llegar a Santiago es necesario cruzar los bosques navarros, las ricas riberas riojanas, el páramo de los campos de Castilla y, por último, los montes leoneses y gallegos.
El Camino de Santiago se convierte sin duda en una experiencia única para todos aquellos que deciden ponerse las botas y empezar a caminar.
Estas dos ramas se unen en Puente la Reina (Navarra) y, ya como un único camino, cruza el Norte de la Península Ibérica de Este a Oeste. El trasiego continuo de peregrinos a lo largo de los siglos convirtió esta ruta en uno de los principales ejes económicos y culturales del Occidente cristiano.
A su paso se levantaron ciudades, se desarrolló el comercio y, sobre todo, se produjo un intensísimo intercambio cultural y artístico entre peregrinos que portaban consigo saberes y noticias de lugares y contextos muy distintos. Por este motivo, en 1993 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Arte Cristiano Tras el descubrimiento de las reliquias del Santo, el Camino de Santiago fue apoyado por Carlomagno y por todos los reyes cristianos del Norte de la Península. Esto permitió un rapidísimo desarrollo de las ciudades y pueblos por los que pasa. Por eso, hacer el Camino es también una manera hacer un recorrido por el arte cristiano medieval visitando algunos de los lugares más fascinantes creados en aquel tiempo.La Catedral de Jaca es quizás un ejemplo modesto, pero es la primera gran construcción a este lado de los Pirineos y ya anuncia la importancia de lo que encontraremos más adelante. Iglesias como el Santo Sepulcro de Torres del Río, San Martín de Frómista o San Nicolás de Portomarín; monasterios como el de Santa María la Real en Nájera, San Juan de Ortega en Burgos o San Julián de Samos; y grandes catedrales como las de Burgos, León y Astorga dan idea del esplendor artístico característico del Camino que desemboca en la Catedral de Santiago, sin duda uno de los edificios más hermosos de toda la arquitectura europea.
Son ejemplos muy conocidos la Semana Santa andaluza y la de Castilla, las fiestas de San Fermín en Pamplona o las Fallas valencianas, pero también hay otro tipo de manifestaciones no tan conocidas pero igual de arrebatadoras como el canto gregoriano de los monjes del Monasterio de Silos, la mágica noche de fuego y agua de San Juan en Alicante, el Misterio de Elche, las fiestas de Moros y Cristianos, los castellets catalanes, la tamburrada de Calanda…
Antropológicamente interesantes, pero vivirlos es otra cosa. Acompáñanos y llévate una experiencia única.